El contacto piel con piel con el bebé es beneficioso incluso pasados los diez años
09 de enero de 2014 | 15:31
Según la investigación realizada por científicos de la Universidad de Bar-Ilan (Israel) y publicada en la revista Biological Psychiatry, el calor de la piel de la madre (o del padre) en el período neonatal mejora las habilidades cognitivas y ejecutivas de los bebés.
Para llegar a esa conclusión, se le pidió a 73 madres de bebés prematuros que practicaran el Método Canguro una hora al día durante 14 días consecutivos. Por otra parte, se evaluó también a 73 niños que había recibido el cuidado de una incubadora estándar, y se les realizó a ambos grupos un seguimiento durante los primeros diez años de vida.
En primer lugar, observaron que las madres que habían practicado el método canguro eran más sensibles a las necesidades de sus bebés durante el primer semestre de vida, lo cual confirma que además mejora el vínculo afectivo madre-hijo.
También observaron repetidamente unas mejores habilidades cognitivas y ejecutivas en las pruebas que realizaron a estos niños entre los seis meses y los diez años, comparándolos con el otro grupo.
En concreto observaron que eran más organizados, tenían una mejor respuesta neuroendocrina ante el estrés, su sistema nervioso autónomo era más maduro y tenían un mejor control cognitivo.
Un prueba científica más de que el contacto piel con piel con el bebé es beneficioso para su desarrollo físico y psicológico, incluso durante varios años. Por tanto, ya sea que haya nacido antes de tiempo o no, le des pecho o biberón el método canguro es una práctica absolutamente recomendable.
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